Avances de Judith.

Cada vez mi pequeña deja de serlo un poco más. Parece mentira que ya tenga 3 años y medio cuando hace nada era un bebé gordito e indefenso que solo dormía, comía y reía.
Hoy quiero contaros un poco como va Judith en todos los aspectos, en qué ha mejorado desde la última vez que os hablé de sus avances.

Vivir separados siendo una familia.

Quizás lo más duro de ser madre joven, dejando de lado todo lo relacionado con el bebé, es el hecho de que pocas veces tienes casa propia donde vivir con tu novio y tu hija sin que nadie se entrometa. Yo siempre he tenido claro que el día que me fuera de casa sería para irme a la mía propia, nada de irme a vivir a casa de mi suegra. No me malinterpretéis, con ella me llevo genial, es como una segunda madre para mi, pero la convivencia es algo duro y se que al final nuestra relación acabaría deteriorándose. Por muy a gusto que esté en casa de mi novio no es mi casa, no podría hacer todo lo que hago en ella y además no quería tampoco ser un gasto más para su familia.
Durante todo el embarazo nos imaginábamos que eso de vivir separados con una hija sería difícil, pero nos íbamos mentalizando poco a poco...

Antes de juzgarnos debéis conocernos.

Hoy mi entrada va a ser un poco especial. Andrea, mami de un bebé precioso llamado Salvador, contactó con nosotras hace varias semanas. Desde que se quedó embarazada, también joven, se dio cuenta de cómo muchas personas nos juzgaban por el simple hecho de haber decidido ser madres antes que el resto. Se le ocurrió una idea brillante: nos reuniríamos varias madres jóvenes, con diferentes historias y algo en común, nuestros hijos, y contestaríamos una serie de preguntas para que todos vieran que no todas somos iguales y que detrás de cada una de nosotras hay detrás una historia completamente diferente.
Si queréis leer la entrevista completa a cada una de nosotras sólo tenéis que darle AQUÍ. La entrada es preciosa y merece la pena que os paséis.
Yo voy a dejaros aquí en mi blog mis respuestas a las preguntas, así me conocéis un poquito más.

Todos cambiamos a lo largo de los años :)

A lo largo de nuestra vida, sobre todo en la adolescencia, cambiamos muchísimo de imagen. Todos tenemos un "pasado oscuro", aquel en el que miramos las fotos y pensamos como hemos sido capaces de salir así a la calle. Es normal, las modas van y vienen y nosotros nos solemos mover con ellas.
Hoy voy a hablaros de mis cambios físicos y de estilo, desde que empecé a salir con solo 13 añitos con mi novio, hasta ahora, con casi 22.
Creo que en estos años el cambio ha sido considerable.

8 años y por siempre.

Todo empezó cuando yo tenía 12 años. Mis amigas de entonces habían conocido a unos chicos a través de una página de internet, eran un poco mayores que nosotras pero tras mucho tiempo hablando les parecía bien quedar. Yo nunca había hablado con ellos, pero accedí a ir con ellas y conocerlos, tenía curiosidad.
Recuerdo que estaba muy nerviosa porque era la primera vez que quedaba con chicos, tenía miedo de que alguien me viera y se lo contara a mis padres porque no les había dicho nada aún. Cuando los conocimos me parecieron muy simpáticos y no me fijé en ninguno en concreto, sólo había ido para entablar una amistad. Con el paso del tiempo y del roce empecé a sentir cosas por él. Me hacía reír, siempre estaba pendiente de mi, de sacarme una sonrisa, de no verme mal... Un día me dijo que le gustaba y yo le admití que él a mi también, así que empezamos a salir el 27 de marzo de 2005.

Durante nuestra relación tuvimos muchos altibajos: yo tenía 13 años, el 17. Era para los dos nuestra primera pareja seria, no estábamos en cierto modo preparados para eso y discutíamos al principio mucho.