lunes, 27 de abril de 2015

Semanas 22 a 36 de embarazo.

Lo primero de todo PERDÓN, PERDÓN Y PERDÓN. He tenido esto demasiado abandonado, pero estos últimos meses han sido un no parar entre una cosa y otra (los que me leéis por Ask e Instagram lo sabréis). No quiero tener esto así de abandonado así que voy a ir poniéndome al día poco a poco.

En esta entrada voy a contaros que tal fueron mis últimas semanas de embarazo y sobre todo nuestros últimos días siendo uno.


De la semana 22 a la 32 todo fue relativamente normal. Sobre la semana 24-25 tuve que ir a urgencias porque empecé a notar muchas contracciones de Braxton demasiado seguidas. Allí me pusieron monitores y efectivamente, tenía demasiadas contracciones que por suerte no me habían modificado el cuello del útero. Tras tenerme un buen rato en correas me pusieron Valium intravenoso y el útero se relajó, así que me mandaron a casa con la condición de que a la mínima cosa que notara volviera a ir a urgencias.

En la semana 28 conseguí cita para hacernos la ecografía 4D y poder ponerle cara a Saúl. En nuestro primer intento no se dejó ver, estaba de espaldas al ecógrafo y solo nos enseñó lo suficiente para dejarnos claro que sí, era un niño jajaja La chica de la clínica me mandó a subir y bajar escaleras, a ver si decidía darse la vuelta y mostrarnos la carita. Así que empecé a subir y bajar escaleras sin parar en compañía de Judith, que quiso estar conmigo y le pedía al hermanito que se diera la vuelta. Pero nada..Nos dieron cita para el lunes siguiente.
Después de pasarme todo el fin de semana andando a gatas por casa (sí, imaginaros que pintas...pero me dijo que eso servía para que el bebé cambiara de postura) por fin llegó la hora de repetir la ecografía. Estaba muy nerviosa, tenía miedo que no se dejara ver otra vez y ya estaba de 29 semanas...Se acababa el tiempo para poder hacerla (la recomiendan de la semana 26 a la 32, más tarde es más grande y puede no verse bien). Pero no...Ahí estaba él, Saúl y sus morritos. No paraba de hacer gestos con la cara, de poner la boca arrugada, de tocarse la oreja...me parecía increíble verlo, era una forma de estar aún más cerca de él. 

El embarazo iba pasando con normalidad. Yo seguía yendo a clase, los exámenes del primer cuatrimestre en la Universidad fueron muy bien y cada día estaba más pesada. Saúl se movía muchísimo, Judith disfrutaba con cada patada y movimiento suyo y yo deseaba que el tiempo pasara rápido. Estaba ansiosa por tenerlo con nosotros.

Pero un día todo se torció. Era sábado, estaba de casi 32 semanas y empecé con dolor de riñones...Pensé que podía ser otra vez infección de orina ya que pillé varias durante el embarazo, así que decidí esperar a ver si el dolor remitía o iba a más antes de ir al médico. Cuando el lunes, de 32 semanas justas, me levanté con muchísimo dolor en la parte baja de la espalda...Supe que no era normal. Dejé a Judith en el cole y me fui a clases. Cuando salí decidí ir al hospital y que me echaran un vistazo. En urgencias me pasaron rapidísimo a la consulta y tras decirle lo que sentía, me pasaron a examinarme y a hacerme ecografía.

-¿Has tenido contracciones verdad?
-Bueno, las típicas que solo me ponen la barriga dura, pero no eran dolorosas.
-Pues te están empezando a modificar el cuello del útero, está más corto de lo que debería. Vamos a pasarte a monitores y vemos cómo son esas contracciones.

Una vez en monitores me tuvieron en él muchísimo tiempo, no recuerdo exactamente cuánto pero se me hizo eterno. Estaba sola, no paraban de entrar médicos a mirarlo cada cierto tiempo pero yo sinceramente no le dí importancia. Al cabo de un rato entraron a la sala 4 doctoras a hablar conmigo. 

-Lorena, vamos a dejarte ingresada. 
-¿Pero qué pasa? 
-No te asustes pero tienes contracciones muy regulares y algo fuertes que te están modificando el cuello y eso si no lo paramos puede desencadenar el parto. Aún estás de 32 semanas y sería muy pronto para que el bebé naciera. Si no pudiéramos pararlo te derivaríamos a otro hospital que está más preparado para partos prematuros, pero no te preocupes que vamos a ponerte primero la medicación. No nos pongamos en lo peor ¿vale? 
-Vale...(no me salían las palabras, tenía muchas ganas de llorar. Estaba asustada, me sentí vulnerable en aquellos momentos).
-Pasa con mis compañeras que te van a dar un camisón y vamos a cogerte una vía.

Tras pasarme a un paritorio, ponerme el camisón del hospital, cogerme la vía y sacarme sangre, llamé a mi novio y a mi madre. Les conté lo que pasaba y mientras él se quedaba con Judith mi madre y mi prima vinieron a estar conmigo. Pensaba que me iría pronto...Inocente de mí.

Empezaron a ponerme Atosibán, una medicación intravenosa que se pone durante 3-4 días para parar el parto. Así que eso significaba que iba a estar mínimo ese tiempo ingresada, sin Judith...No, no quería. Parecerá egoísta pero solo quería salir de ahí, lloré como hacía tiempo que no lo hacía. Tenía miedo. 
Miedo de que eso no funcionara, miedo de que Judith lo pasara mal sin mi, miedo de que Saúl dentro lo pasara mal con tanta contracción. Miedo.

Así que ahí estuve...3-4 días con medicación que hizo que las contracciones bajaran de intensidad y frecuencia, pero no desaparecieron del todo. Le pusieron a Saúl la maduración pulmonar por si no podían frenarlo todo. Reposo absoluto durante esos días y luego solo podía levantarme de la cama lo justo para ir al baño. Era frustrante. Luego me dejaron varios días más en observación a ver si por mí misma volvían las contracciones, pero no, no aumentaban. El mismo día que cumplí las 33 semanas me mandaron a casa con la condición de que hiciera reposo, nada de esfuerzos, y que a lo mínimo que notara, volviera a ir. Antes de darme el alta me hicieron la ecografía de las 33 semanas. Saúl pesaba 2,200 kg, estaba colocado con la cabeza hacia abajo listo para salir, y yo estaba dilatada de 1 cm.

En casa los días de reposo los llevé como pude...Eso de no poder hacer nada era horrible. Entre mi novio y mi madre lo hacían todo, yo no podía ni moverme casi... Pero no, no sirvió de nada. 3 días después volvieron las contracciones, 33+3 semanas, vuelta a urgencias. Tras contar todo el ingreso anterior, monitores, Valium que no me hizo nada, y estar dilatada de 2 cm...Me volvieron a ingresar para ponerme otra vez el tratamiento para parar el parto...Imaginaros cómo me sentí, vuelta a la pesadilla de estar sin poder moverme y sobretodo, sin poder ver a Judith. La echaba mucho de menos, lloraba cada vez que se iba cuando me visitaba o me decía por teléfono que me echaba de menos. Me sentía tan culpable por no poder estar con ella.
Ahí estuve 10-11 días ingresada, hasta que no cumplí la semana 35 no me dieron el alta. Ya tenía vía libre, Saúl podría nacer cuando quisiera. 

A una semana y 3 días estábamos de verles todos de conocerlo, Saúl no pudo esperar más.





2 comentarios:

  1. Me he emocionado con lo de Judith y con todo la verdad.
    Espero que todo quedara en sustos y esteis los cuatro divinamente.
    Que tal Judith con su hermanito?
    Mil besos♥

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