martes, 14 de enero de 2014

Choque con la realidad.

Aunque ya haya  pasado bastante tiempo desde que tuve depresión postparto, me apetece contarlo en el blog por si hay alguien que está pasando por ella. Es una de las cosas más normales de las recién mamás.

Recuerdo las primeras semanas de vida de Judith como...complicadas. Cuando vamos a ser madres primerizas tendemos a tener la maternidad demasiado idealizada, pensamos (por lo menos yo sí) que va a ser todo sencillo, que el recién nacido va a dormir perfectamente, que nos dejará descansar y recuperarnos del parto y que no nos afectará en nuestro estado de ánimo cuando no pare de llorar y no sepamos qué le pasa. Siempre me decían que los primeros meses eran duros, tienes que acostumbrarte a tu hijo, a sus rutinas, a tu nueva vida...pero yo siempre pensaba que exageraban. No podía ser tan difícil.

Ya os conté aquí lo mal que lo pasamos la primera noche de vida de la pequeña: mi novio se durmió después de tantos días en el hospital casi sin pegar ojo y no se enteró de nada, Judith no paraba de llorar, y yo estaba muy cansada sin saber casi qué hacer. Cuando salí del hospital y llegué a casa pensaba que todo mejoraría, que eso solo había sido un mal comienzo...pero no fue del todo así.
Como bebé que era se tenía que despertar para comer, cada vez que le daba el pecho veía las estrellas y me pasaba el día llorando sin motivo, por todo. Íbamos a dar un paseo y estaba sucia la camiseta que quería ponerle a ella...lloraba, me ponía algún pantalón y al ver que aún no me entraba...lloraba, mi novio me decía que se tenía que ir...y yo lloraba, así me pasé 2 o 3 semanas. No entendía qué me pasaba, nadie me había hablado de eso...¿Era normal sentirse así cuando acabas de ser mamá?
Hubo momentos en los que me sentía triste y sin ganas de nada sin razón, y eso me hacía sentir mala madre. Acababa de tener a mi hija ¿Cómo podía sentirme triste y pasarme el día llorando? Pensar eso me hacía sentir peor y al final todo era un bucle.
Me miraba en el espejo y me sentía gorda, seguía teniendo la tripa hinchada pero ya no había bebé dentro. Ya no me sentía mujer, sino una vaca lechera. No quiero que penséis que no quería a mi hija, la quería muchísimo, pero no podía evitar sentirme mal conmigo misma.

El no poder vivir con mi novio solos lo estropeaba todo mucho más. Me agobiaba tener que vivir con mis padres o dormir en su casa con los suyos. Aunque ellos nos intentaban ayudar y lo hacían con toda la buena intención, tal y como yo me encontraba las primeras semanas no me apetecía nada. Cada vez que mi madre intentaba ayudarme con mi hija yo me negaba, en esos momentos pensaba que sería menos madre por no poder hacerlo todo yo sola, un grave error...porque una cosa no tiene que ver con la otra, pero mi mente estaba convencida en eso.

Con el tiempo todo volvió a la normalidad. Yo empecé a encontrarme mejor, me sentía más animada, sabía manejarme con mi hija perfectamente, me apetecía hacer más cosas, ya nos habíamos acostumbrado la una a la otra. Mis hormonas y mi mente por fin volvieron a la normalidad y me dejaron volver a ser yo.


De todo se sale y aunque esas semanas fueron duras me sirvieron para darme cuenta todo lo que vale la gente que tenía, tengo y tendré a mi alrededor. Supieron tener paciencia conmigo en esos momentos, ayudarme a volverme a convertir en quien siempre he sido. Gracias por todo, sin vosotros todo hubiera sido mucho más difícil.


A pesar de todo volvería a pasar por ese estado 10000 veces más con tal de ver esta sonrisa a diario.



4 comentarios:

  1. ya lo leei todo Y me gustoo muchoo Xddddddd *U* eres muy creativaa me gustaria me mandaras el linK cada vez que escribas algoo yo con gusto lo leere un besitoo mi lo re cuidate muchoo <3

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias :) Cada vez que publico hago autopregunta en ask, una vez por semana más o menos.

    Un beso :)

    ResponderEliminar
  3. Lorena me encanta tu Blog y tu Ask.Creo que eres una persona valiente y luchdora y me alegro mucho de lo de tu embarazo.Un beso <3

    ResponderEliminar