El martes fue Nochebuena y la pasamos en familia. Desde que ella nació estas dos noches especiales del año (Nochebuena y Nochevieja) las pasamos juntos mi novio, ella y yo, por lo tanto nos tenemos que dividir entre las dos familias. El año pasado cenamos en Nochebuena con la familia de mi pareja, por lo que este año tocaba cambiar. No es una noche que me entusiasme demasiado porque siempre se echa de menos a aquellos que no están y se respira un poco de hipocresía entre los familiares que nunca se llevan bien y se ven obligados a cenar juntos ese día. Pero este año ha sido genial. Cenamos con mis tíos, mis primos y mis padres y me encantó vernos rodeadas por gente que de verdad nos quiere, ella estaba en su salsa. Comió mucho, fue el centro de atención toda la noche y disfrutamos todos, que al fin y al cabo eso era lo importante.
Tras la cena fuimos un rato con la familia de mi novio. Allí ella se lo pasó genial jugando con el primo de mi novio y con los perros. Se rió muchísimo, y es que a ella le encantan los animales, aunque a veces es un poco bruta y les huyen. Tras eso fuimos otra vez con mi familia, a casa de otra tía mía dónde estarían mis padres y mis primos pequeños, para que Judith siguiera jugando. Pero al llegar mis primos se iban, por lo que ella se enfadó y estuvimos poco rato. Ya tenía sueño y no había quien la aguantara. Cuando llegamos a casa se durmió, y mi novio y yo aprovechamos para pasar un rato juntos los dos solos antes de acostarnos. Nos reímos, nos abrazamos y me encantó pasar otra Navidad con él, con ellos, con mi pequeña familia.
El día de Navidad mi novio trabajaba, nosotras estábamos cansadas por trasnochar la noche anterior y encima llovía, así que nos pasamos la tarde en casa tranquilas. Ella viendo "La Cenicienta", yo leyendo.
Y a nosotros lo que más nos encanta de estas fechas es ver su cara de ilusión por cualquier cosa.
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