miércoles, 13 de noviembre de 2013

Mamá y universitaria.

Llegó el 27 de septiembre de 2010, y tuve que empezar la universidad. Judith apenas tenía un mes y ya me tenía que separar de ella. Los primeros días de clases fueron raros: no conocía a nadie, me costaba acostumbrarme a la forma de hacer las cosas de la Universidad, los pechos notaba que me iban a estallar de tener la leche acumulada, no podía parar de pensar en mi hija... 

Poco a poco fui conociendo a gente de clase y a formarme mi grupo de amigas. Todos se extrañaban de que tuviera ya una hija tan pequeña, pero me aceptaron muy bien. El primer año de clases tras ser madre para mí fue uno de los peores. No paraban de ponernos ejercicios para hacer en casa, tenía que estudiar mucho comparado con el instituto y con un bebé tan pequeño no es nada fácil, los 3 primeros meses Judith tuvo cólicos por las noches y dormía fatal, por lo que yo también...Menos mal que las clases eran por la tarde y no tenía que madrugar.
 
Ella iba creciendo cada día más y nos asombraba con cada cosa nueva que aprendía. Durante los primeros meses mi novio vivía en mi casa con nosotras, pero en Noviembre le salió un trabajo, por lo que ya pasaba a dormir en la suya. Nosotras un par de veces a la semana dormíamos con él en su casa, pero las mayorías de las noches no podía contar con su ayuda. En ese tiempo me vino genial tener a mi madre al lado. Me agobiaba mucho esa situación, no poder estar con mi novio todo el rato que quisiera, ir de una casa a otra...pero antes de que Judith naciera ya estábamos mentalizados de que sería así.


 Mi madre intentaba ayudarme en todo lo que podía pero había veces en las que yo notaba que se involucraba más de lo que debía como abuela y no quería eso. Mi hija debía ser criada por mi y por el simple hecho de ser joven y tener que vivir con ella no quería que olvidara eso. Tuve muchas peleas con ella, pero al final lo acabó entendiendo. Era mi hija, y yo tenía derecho a equivocarme en la forma de criarla igual que toda madre primeriza. Aceptaba consejos pero no que me impusiera lo que hacer.

A mediados de octubre, cuando intentaba darle el pecho a Judith, ella lloraba y lloraba y no conseguía que comiera...Tuvieron que ir a una farmacia a comprar leche de fórmula, ella ya se había acostumbrado a beber mi leche en biberón cuando yo estaba en clase y no quería volver a mamar del pecho. Al final tuvimos que pasar a leche de fórmula porque mi leche se acabó yendo. Me sentía mal, menos madre...
 

Llegó Diciembre, Judith tenía ya iba a cumplir 4 meses y esas serían sus primeras navidades con nosotros. Sin duda iban a ser las más especiales en muchísimo tiempo.
 



 



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