domingo, 10 de noviembre de 2013

Selectividad un tanto peculiar.

Acabaron las clases de Bachillerato y me gradué. Fue un día un poco raro... Me faltaban como 3 meses para tener a Judith conmigo y ahí estaba, rodeada de gente de mi edad, pero con las que yo notaba que no teníamos casi nada en común. Tras la fiesta de graduación en la que nos entregaron los diplomas y nos pusieron la banda, fuimos a cenar. Después de la cena ellos se iban a una discoteca, yo me fui con mi novio a su casa. Estaba cansada, me dolían los pies y no me apetecía nada trasnochar. Mi vida ya empezaba a cambiar, y sólo había hecho nada más que empezar.

Selectividad estaba a la vuelta de la esquina, tenía 15 días para terminar de mirarme todo el temario que sabía que podía entrar. Tenía que aprobar esos exámenes como fueran, no podía presentarme en septiembre, ya estaría Judith con nosotros y era consciente de que iba a ser más complicado eso de estudiar cuando ella naciera. No me resultó difícil estudiar, hay veces que ella me distraía con sus patadas y me pasaba horas mirando la barriga hasta que era consciente de que me estaba distrayendo y tenía que estar atenta a los apuntes. Llegó la hora de los temidos exámenes, no recuerdo bien si fueron 3 o 4 días, pero sé que pasé un poco de nervios. Tenía el estrés típico de cualquier persona de mi edad en ese momento, pero se me sumaba el hecho de estar embarazada de 30 semanas, me daba vergüenza. No el hecho de estar embarazada, sino llegar ahí y automáticamente ser el centro de atención en un momento así.


No fue para tanto. Los exámenes se me dieron realmente bien, la gente no me miraba mal e incluso se interesaban por mí, pero allí estaban más ocupados en sacar buena nota que en estar pendiente de mi barriga. Los profesores de los exámenes me desearon suerte, e incluso recibí palabras preciosas de ánimo por parte de ellos.

Conseguí lo que me propuse y saqué un 8'12. Me daba de sobra para entrar en la carrera que yo quería... Cada vez estaba más cerca de dejar todo bien atado antes de la llegada de Judith. Tras los nervios y la buena noticia de selectividad tocaba relajarse y disfrutar del verano. Era mi último verano antes de ser mamá.



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